La especie de paradoja o de oxímoron que Edgar Morin pone en juego como desafío educacional en el umbral del año 2000 con su texto La cabeza bien puesta. Repensar la reforma. Reformar el pensamiento no deja de tener un efecto diluyente para un sistema educativo como el chileno que estructuralmente está diseñado desde el paradigma neoliberal. Las fórmulas pro-mercado de financiamiento, la imposición de lógicas de competencia entre escuelas públicas y privadas sin impactos positivos en el mejoramiento de los estudiantes, la cultura de la elección escolar, la administración gerencial que se promueve en el liderazgo de gestión y dirección, el estilo neoliberal de inclusión escolar, o el deterioro de los climas son todas fórmulas ejemplares en las que el neoliberalismo privatizante hacen añicos la idea de una educación pública aglutinante comunitaria y socialmente competente, o colectiva y democráticamente deliberante. Estamos frente a una revolución antropológica -y no simplemente social o económica- que nos coloca en el centro de un debate filosófico, antropológico y político, que nos impulsa a cuestionamos el impacto de las lógicas de mercado neoliberal y de privatización modernizadora que amagan los sistemas educativos o que han hecho añicos al sistema público de educación en Chile.